sábado, 24 de noviembre de 2012

Las famosas competencias transversales

La Universidad forma en uno de los aspectos más cruciales de la actividad profesional. Pero el hecho de que sea "crucial" no quiere, ni mucho menos, decir que sea el más importante.
Por citar el ejemplo que tengo más cerca, mi empresa no deja entrar una persona que no posea unos valores humanos determinados, por muy altos que sean sus valores técnicos. Ese mismo criterio lo he seguido siempre desde el momento en que tuve un cargo directivo. Y siempre me ha ido bien. En cambio, curiosamente, cuando me lo he saltado alguna vez, el resultado fue un fracaso.
Las Universidades no suelen formar en aspectos que deberían venir bien aprendidos de casa, no porque no sea su obligación, que de eso tendríamos mucho que hablar, sino lisa y llanamente, porque no hay tiempo.
Especialmente a los que estais a punto de terminar vuestra carrera, os recomiendo que tengais muy claro que a la hora de conseguir trabajo, la mayor parte de las organizaciones os van a juzgar no sólo por vuestros conocimientos, que ya asumimos los que tenemos alguna responsabilidad directiva que no son suficientes para desempeñar un trabajo autónomo en un plazo inmediato, y que han de ser completados en unos pocos años, para adaptarlos a la cultura empresarial de la compañía.
En el MBA que estoy cursando citan como uno de los puntos clave el "SABER ESTAR". He de decir que estoy muy orgulloso de la mayoría de mis alumnos, que han demostrado de forma continua un SABER ESTAR prácticamente perfecto. Pero no puedo decir lo mismo de otros (muy pocos, por suerte). No hablo de las travesuras y pequeñas gamberradas que todos hemos cometido durante la carrera, y sin las cuales la vida universitaria no sería lo mismo. Hablo de faltas de corrección hacia compañeros e incluso profesores, por no citar a otras personas que os hacen la vida más llevadera, que les dejan a la altura del betún. Y que os pueden cerrar las puertas de un trabajo. Sobre todo ahora que hay poca oferta y mucha demanda.
Con ánimo de ser constructivo y educador, cito ejemplos que pueden servir de ayuda:
  • Es bueno agradecer a los padres el esfuerzo que hacen por la educación de sus hijos. Y el mejor agradecimiento es aprovechar el tiempo y los medios y reducir los gastos en la medida de lo posible.
  • Es bueno agradecer los servicios a las personas que nos sirven, aunque cobren por su trabajo: el empleado de la cafetería, la mujer de la limpieza, el conserje, el conductor del autobús, el profesor (si, también el profesor, que en ocasiones se está ganando el pan con su trabajo, pero en muchas otras lo que está haciendo es puramente vocacional, porque ese tiempo, en otra organización, le rendiría mucho más económicamente, aunque quizá no le produjera la misma satisfación) ....
  • Uno queda fatal cuando echa carreras con los demás, o reparte codazos, por obtener el mejor lugar en la mesa, o en el autobús. Y por el contrario, queda como un señor cuando lo cede a un compañero. Aunque te parezca que quedas como un "pringao": te aseguro que algo en tu interior va cambiando poco a poco.
  • Cuando ese comportamiento de lucha por subir a un autobús ocurre en un lugar público, y el autobús lleva un letrero con el nombre del Colegio, Instituto, Universidad, Empresa, etc., a la que perteneces, con un acto propio de tribu primitiva de escasos segundos de duración, has echado por tierra el prestigio de tu organización, e incluso la correcta educación de la mayor parte de tus compañeros, que probablemente haya costado mucho tiempo conseguir. Y además, demuestras ser un mal compañero, que nadie quiere tener a su lado.
  • Uno queda como un señor cuando reconoce que se ha equivocado y lucha por enmendar el error, previa disculpa a aquel a quien haya causado un perjuicio. Esto es, quizá, lo más difícil, pero también por eso es, quizá, lo más gratificante para uno mismo.
No sigo, porque esto puede ser eterno. Dejo como ejercicio (jeje, el viejo truco) completar esta lista. Espero que sea de utilidad.
Un abrazo